De fútbol
entiendo, como todos los españoles, mucho...pero sin tener ni idea.
El 4-3-2-1, el 5-4-1, etc.
Juzgo y aplaudo
como el más erudito de nuestros técnicos: “este cambio tenía que
haberlo hecho antes”, “este portero sale siempre a destiempo” y
un largo etcétera que me da o me quita la razón casi todas las
veces, motivada por un golpe de suerte que al fin y al cabo es lo
que es el fútbol.
Y a este
“conocimiento” hay que sumarle después la enorme dosis de pasión
que ponemos según el equipo del que seamos aficionados.
Y entonces aparece
el At. de Madrid, equipo de fútbol que como sabemos todos se acaba
de proclamar campeón de Liga y está en la final de la Champions,
que se jugará el sábado en Lisboa. Y empiezo a entender menos de
4-3-2-1 o de 5-4-1, para irme forzosamente a un concepto del deporte
y el fútbol en particular trasladable a nuestra sociedad: el premio
al esfuerzo y a la entrega, no exactamente a uno colores, sino a la
empresa a la cual te debes y por la que vives tú y los tuyos.
El deporte y el
fútbol han hecho suyas unas expresiones, costumbres y modales que a
base de repetirlas se dan por buenas y convierten en una virtud digna
de alabanza temas que deberían ser obligación: “generosa entrega
de nuestros jugadores”, ”hoy van a por todas”, ”concentración
máxima en los jugadores” y un larguísimo etcétera que engloba
tantas expresiones que han hecho de una obligación una virtud.
Ese es para mí el
ejemplo del At. de Madrid. Traslademos el idioma del fútbol a
cualquier profesión: imaginemos a los médicos en los hospitales
alabados porque “hoy operan con generoso interés” o los
maestros en sus colegios que hoy acuden a clase “a por todas” o
en hoy nuestros arquitectos “están muy concentrados”. Lo que en
cualquier profesión se supone normal y obligatorio e incluso de no
llevarse a cabo sería motivo de sanción y despido inmediato (Y CON
TODA LA RAZÓN DEL MUNDO), en nuestro fútbol es considerado normal.
Los ejemplos muchos veces nos abren los ojos y son mucho más
comprensibles que las frases escritas.
El año pasado el
Real Madrid de fútbol tiene a su figura “triste” por motivos
desconocidos, aunque todos pensamos relacionados con los sueldos.
Esta tristeza dura 1 o 2 meses en los que el Real Madrid pierde la
Liga. Allá por enero la estrella “recupera” la alegría y el
Real Madrid de la mano de su estrella encadena victoria tras
victoria, pero llegan tarde, en la época de la tristeza se perdieron
tantos puntos que no dio tiempo a recuperar el tiempo perdido.
Y entonces nos
vamos al eterno rival y vemos que allí las cosas se desarrollan
igual, la estrella anda inmersa en su renovación, por cierto
corregida año tras año al alza, y su rendimiento es sensiblemente
inferior, otro “triste”, y el equipo baja de rendimiento de tal
manera que no es capaz de ganar ningún título en juego.
Pero subamos el
nivel de realidad de las cosas. Hace unos años el Sr. Florentino
Pérez, presidente del Real Madrid, vio como su mujer, recientemente
fallecida, era sometida a una operación muy seria. Imaginamos al Sr.
Pérez estudiando si el médico o cuerpo médico encargado de
semejante operación está pendiente de si “hoy el médico lo va a
dar todo” o si “¡cuidado!. El cuerpo médico se reserva para la
operación programada para mañana en dónde hay mucho en juego”.
¿Qué diría el Sr. Florentino Pérez si dos o tres ingenieros de
alguna de sus últimas obras se presentan en su despacho para
transmitirles su “tristeza” y exigiendo un aumento de sueldo ante
la “enorme responsabilidad que supone la obra del próximo domingo?
(seguro que no son ni recibidos). Y así vale para todos los
profesionales que día tras día cumplen con su deber inmersos en
sueldos bajos, problemas familiares, enfermedades, etc. Imaginemos a
nuestros profesores de Universidad, carpinteros, arquitectos,
pintores haciendo suya esta filosofía y este idioma dado por bueno
en el mundo del deporte y especialmente en el fútbol.
Por eso para mí el
At. de Madrid de esta temporada es mucho más que un ejemplo para
otros equipos de fútbol, es un ejemplo para la toda la SOCIEDAD. Es
una enhorabuena a todos los estudiantes que superan sus mil problemas
y circunstancias y
sacan sus estudios
adelante; a los miles de médicos que dejan sus problemas en casa o
donde puedan y atienden a cientos de pacientes con el mismo interés
sea cual sea la persona que acude a la consulta; a los miles de
empleadas y empleados de las tiendas de cualquier ciudad de España
que siempre tienen una sonrisa en la boca; a los miles de parados que
llegan a su casa y esbozan una leve sonrisa para sus hijos; a tantos
y tantos que su “tristeza” no les impide rendir como el mejor.
Este es el ejemplo
del At. de Madrid. Haber ido a campo del Valladolid, Osasuna o Betis
(cito estos tres equipos porque al ser los tres descendidos parece
que eran los más fáciles y cómodos) con el mismo interés que el
último día a campo del Barcelona jugandose la Liga. Es el ejemplo
del PROFESIONAL que hoy es envidia de todos aquellos presidentes
sometidos a la tiranía y caprichos de sus “empleados”. Tan
lamentable son ciertas actitudes que en el mundo del fútbol “ser
un buen profesional”, “entregado”, “que lucha cada balón”
es digno de elogio y admiración. En el At. de Madrid ser un buen
profesional, entregarse y luchar cada balón se da por
sobreentendido. A partir de ahí empieza la táctica y el azar que
conlleva el deporte.
Imagino hoy a
Simeone corriendo y viviendo los encuentros de su Atleti por la banda
arriba y abajo, con la misma intensidad en cualquier campo y en
cualquier circunstancias.
Y ese ejemplo es el
del Atlético de Madrid. La cultura del respeto y de la
PROFESIONALIDAD.
Gracias Atleti!