la limpieza es responsabilidad de todos

"la limpieza es responsabilidad de todos"
Un cartel con este mensaje preside el pasillo principal en un colegio en Schonau, pueblo situado en Alemania y a escasos kilómetros de la frontera con Austria.
Bajo el cartel una fregona y una escoba.
En esta escuela estuve en junio dando unas charlas a adolescentes.
Y lo más llamativo del cartel es que no solo se trata de un anuncio decorativo, sino que responde a una realidad: la de que los alumnos se encargan del aseo y limpieza/cuidado del colegio no como una obligación sino como una responsabilidad de todos.

Recuerdo este detalle hoy que cientos de miles de alumnos inician el curso escolar 2016/17.

Difícil y compleja tarea la que tienen nuestros centros escolares con su personal para guiar, ayudar e introducir a nuestros niños en una sociedad que busca la felicidad en agentes externos boicoteando permanentemente la inmensa riqueza que llevamos los humanos dentro.

Educar en valores globales y transmitir la certeza de que una felicidad más o menos plena radica en lo que podamos ir descubriendo en nosotros mismos mucho más que en los factores que nos vienen de fuera es la tarea más complicada con la que se encuentran nuestros educadores. Y es que esta sociedad lanza permanentemente mensajes de un consumismo feroz al que nadie ni nada se puede resistir. Los adelantos y constantes "descubrimientos" son trampas colocadas como fuerzas demoníacas; y pagamos un precio como habitantes de este mundo por ese avance de "la ciencia" y por ese supuesto "progreso".

Y cuando los descubrimientos nos llevan a la existencia de los coches o aviones y el precio a pagar son los accidentes con muertes y desgracias es algo que debemos de asumir. En el caso de nuestros niños el precio es sobrecogedor e insufrible puesto que supone  la infelicidad que a muchos les lleva a la muerte en vida.

Entiendo entonces que hay valores que tenemos la obligación/responsabilidad de inculcar.
Echo de menos niños educados en la fortaleza para vivir en un mundo difícil y complejo. Niños fuertes que entiendan como normal tener carencias tanto en su bienestar material como en su aspecto físico.
Niños conocedores que la felicidad les vendrá de la capacidad que encuentren en ellos mismos de saber convivir con la adversidad. Adversidad en el mundo laboral, sentimental, familiar, económico que se les presentará y/o en el día a día.
Echo de menos niños que sepan manejar sus afectos desde muy jóvenes, sabedores de que SU GRANDEZA tiene el precio que ellos mismos le pongan. Niños que valoren que su intimidad y su intimismo es un bien que se van forjando día a día.
Echo de menos niños que valoren su felicidad como producto de la suma de muchos esfuerzos y que no se plieguen ante la felicidad "low cost" de venta en televisiones y en el entorno.
Echo de menos niños cultos. Cultos para ellos mismos.

Me gustan los profesores que son maestros.
Me gustan aquellos profesores que tratan a sus alumnos con el respeto que merece el desconocimiento de este mundo y los abren al espacio que van a ocupar sabiendo que nada les dará más felicidad que su propio YO y su propia existencia.
Me gustan aquellos profesores que enseñan a sus niños a pensar.

Me gusta y hasta admiro a aquel profesor de un colegio de Toledo que el día de la inauguración del flamante laboratorio del colegio, hizo un hueco en una esquina y creó una serie de combinaciones de calor y unas condiciones adecuadas para sacar adelante a un pájaro que el alumnado había encontrado en el patio. El laboratorio recibió durante días la visita de alumnos de todas las edades y cursos y, sin que formara parte de la lección de un libro, fueron VIVIENDO que un laboratorio es una fuente de VIDA. Me gustan esos profesores que enseñan y son maestros.

Me gustan los niños educados en la austeridad. Austeridad de vivencias y no de exposición. Austeridad que no va necesariamente ligada al poder económico o social que se tengan. Austeridad ligada a la formación de aquellos niños que "tienen más" en el respeto y el convencimiento que tiene igual ...o más...aquel compañero de aula que "encuentra más" en su interior, en su capacidad de admirar un paisaje escuchar una música o en la lectura de un libro.
Me gusta el niño que va ubicándose en una sociedad llena de contradicciones y descubre que tiene opinión propia para clasificar a la directora de su colegio que con pomposidad anuncia que la uniformidad de los niños de la escuela de fútbol debe de evitar las grandes marcas ...mientras ella misma recibe a las familias adornada con un calzado de una marca conocida por su elevado precio.
Me gusta el niño que aprende a decir "no"; un "NO" desde el convencimiento de que no es una propuesta acertada la que está escuchando.
Me gusta el niño que es capaz de pasar una noche en blanco pensando como escribir en un papel su primer "te quiero" dejando a un lado el "tq" de los whastup.
Me gusta el niño que llama a sus compañeros y compañeras por su nombre y no con el ya habitual "tío" o "tía".

Me gustan los colegios bilingües cuyo conocimiento del inglés elevado no le impide conocer el castellano.
Me gustan los colegios con espacio para jugar.
Me gustan los colegios con un espacio para el recogimiento intelectual y espiritual.
Me gustan los colegios con comedores en donde "por favor" y "gracias" al personal de mantenimiento de esas labores es más valorado que el conocimiento de la raíz cuadrada.
Me gustan los colegios que dan charlas a sus alumnos alertándoles del bullying escolar pero sin descuidar el bullying institucional de algunos centros cuyo acoso al niño "diferente" y/o "peculiar" es a veces evidente.

Me gustan los colegios que no tratan a los niños como meros clientes.

Y todos estos aspectos que así, en una primera pasada, se me ocurren tienen un condicionante que lo debería de hacer especialmente atractivo para esta sociedad tan materialista: es GRATIS.

Y después hay una venta del fracaso escolar enfocado al niño que no consigue terminar sus estudios como si "ser alguien" fuera terminar tus estudios. Buscar alternativas a la formación de los chavales es por supuesto una labor necesaria y exigible; pero se es alguien cuando se es feliz. Y la felicidad está en uno mismo descubriendo que esa identidad propia es la que debes de cuidar y es intransferible y el bien máximo que tienes.

Recuerdo al maestro que en la España profunda salía con sus alumnos a primera hora de la mañana a recoger hojas caídas de los árboles de un campo cercano. Esas hojas las utilizaban los niños para escribir en ellas.

Y es que la sociedad va tentando a nuestros niños con trampas y trucos: coincidiendo con la apertura del curso escolar aparece la campaña de lanzamiento del último iphone 7. Fatídica casualidad o coincidencia. Sin comentario.

Guy Kawasaki definió a los maestros de manera genial: "si tienes que poner alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad". Mi aplauso a los buenos maestros. Los de aquí y los de allí. Los que tienen medios materiales y los que no los tienen.

Mi aplauso al niño que coge la fregona y la escoba y limpia el pasillo. Mi admiración al maestro que comparte con el niño la fregona y la escoba. Y mi admiración al colegio que sabe inculcar que la responsabilidad de la limpieza es de todos.  




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foto cedida por Lola Hierro de su escrito "un día en la clase de Doussou Fané" perteneciente al blog REPORTERA NÓMADA