todos estamos consintiendo


Sorprende de entrada una conclusión que de manera sutil y engañosa se va filtrando en toda la información que nos llega del mal llamado “juicio de la manada” (los animales que actúan en manada realizan actos agresivos única y exclusivamente para comer y nunca para desahogar bajos instintos como es el caso de estos bárbaros juzgados estos días en el Palacio de Justicia de Navarra): la violación se está convirtiendo en el único delito que obliga a quien lo padece a demostrar su inocencia. Pretender que al no decir expresamente “no” se estaba diciendo sí..., complicidad con los agresores, consentimiento es inaudito e indigna al más torpe en comprensión de los humanos. Imaginemos por un momento que el robado tiene una cierta culpa por llevar dinero en su cartera ante el ladrón que le asalta. O el caso de los afectados por el terrorismo, que tienen una parte de culpa porque en los días previos al ataque recibido no han aclarado expresamente que no simpatizaban con el terrorista. Respetando el derecho que desde luego debe de tener cualquier imputado a una defensa justa, llama la atención que este argumentario tan vulgar y desacertado tenga una cierta aceptación por parte de bastantes personas. Es una manera de pervertir la naturaleza del proceso poniendo el foco sobre la agredida.
Sin embargo estos despliegues mediáticos alrededor de un caso tan rechazable y asqueroso no me gustan. En primer lugar los tan manidos “días de…”, “días en recuerdo…”, “días contra…” que canalizan las energías de las personas que acuden a grandes convocatorias tienen un fondo manipulado y manipulable. Son reclamos, llamadas que nacen del impulso del tándem políticos-mecanismo mediático que, en mi caso, provocan que se enciendan todas las alarmas. En la parte que toca a los políticos porque me invade la sensación de que se pretende en un día hacer lo que no se hace a lo largo del año y porque las contradicciones que éstos demuestran un día sí y otro también en el caso que nos ocupa es todavía más acusado.
El caso de la violencia de género no debería de tener nunca un “DÍA DE”…debería de formar parte de la vida misma. Y al igual que parece absurdo y del todo ilógico que  exista un día “de no prender fuego a los niños” y/o un día “de no salir a matar personas por la calle” tampoco debería de existir un día en donde se dedique al no abuso sexual de las mujeres, violaciones y toda actuación que indique menosprecio y abuso de la mujer.
La manida justificación de que es deber de la prensa y los políticos concienciar a las personas de que existe ese problema tampoco me vale. Y el buenismo que de repente aparece en los políticos en este día a modo de grandilocuentes declaraciones y “tremenda indignación” tampoco me vale. Y no me vale ni me convence porque esta “indignación” de los políticos dura lo que tarda una campaña electoral y en el caso de los medios de comunicación caduca en cuanto el foco se sitúa en otro lugar.
Trataré de razonarlo:
En estas últimas semanas están apareciendo declaraciones de muchas actrices que sacan a la luz casos de abusos sexuales acontecidos hace 20, 30, 40 años. Y estos hechos ahora denunciados ponen sobre la mesa un tema que al parecer llevaba años ocurriendo en el mundo del cine; entre los implicados directores y productores que valiéndose de una situación de “poder” abusaban con total impunidad de las mujeres. Me asombra que entre tanta información no haya aparecido una sola voz preguntando por qué las famosas, poderosas y mediáticas “millonarias actrices” que ahora denuncian acosos sexuales no lo hicieron hace 20, 30 y/o 40 años y dejaron de hacer las películas que las llevaron al estrellato.  Y junto a esta pregunta es necesario plantearse una reflexión bastante más sobrecogedora “¿qué fue de las mujeres que dijeron NO y quizá por ello no triunfaron como éstas que ahora denuncian…20, 30, 40 años después?”. Las que ahora denuncian claro que deben de ser escuchadas y es de agradecer su información. Más vale tarde que nunca. Pero para mí las heroínas son aquellas que dijeron NO cuando ese No suponía no ascender en ese mundo tan peculiar de las actrices. Incluso me gustaría empezar a conocer los nombres de aquellas chicas que dijeron NO y aún así han llegado a ser actrices reconocidas. 
Otro aspecto que me produce rechazo es que se asuma sin rechistar el cinismo con el que ciertos medios han actuado durante decenas de años en este tema apareciendo como cómplices sin perdón de lo que ahora vamos descubriendo.
Ejemplos: Roman Polanski, director laureado y aplaudido durante años, violó, tras drogarla, a una niña de 13 años en casa de ¡¡¡ Jack Nicholson !!! que le había prestado su mansión para la ocasión. Este hecho no aparece ahora ni está pendiente de juicio; es un caso con sentencia firme que le impide pisar sueldo de E.E.U.U. pero no le impide recoger premios e impartir conferencias en Universidades a futuros directores de cine.
Harvey Weinstein acusado y reacusado por decenas de mujeres aparece con un agravante que parece que no tiene importancia: todo lo que estaba ocurriendo en torno a este personaje  era conocido por todas las personas que andaban en su entorno…incluso prensa.
James Toback, famoso director, se encuentra inmerso en acusaciones de abusos sexuales por parte de 38 mujeres…se sabía y se silenció.
Nick Carter, miembro de los Backstreet Boys ha contado con el apoyo de prensa para que cientos de miles de niñas entusiasmadas y extasiadas acudieran a sus conciertos; prensa que, según sabemos ahora, miraba a otro lado cuando era conocido por todos las violaciones de las que se jactaba en el tal Nick.
Woody Allen acusado por su hija adoptiva Dylan Farrow…, Michael Jackson “el Rey del Pop” que gracias a acuerdos extrajudiciales de más de 22 millones de euros consiguió parar las denuncias pero que sin embargo contó siempre con grandes apoyos mediáticos para llenar de niñas y niños…, y no tan niñas, sus conciertos.
De igual forma en el mundo del deporte aparece Robinho, exjugador del Real Madrid y todavía en activo en Brasil, con condena firme de 9 años por violar junto a un grupo de amigos a una chica rumana de 18 años…, tras alcoholizarla y drogarla (nunca falta la droga y el alcohol en estas fiestas).
Esta hipocresía y simulada indignación de los medios de comunicación que conocían los hechos –como están revelando ahora tantas y tantas mujeres- me produce ese rechazo del que hablaba al principio. Si es NO…¡¡es NO!!. Y ese doble juego no es admisible. Esa figura tiene un nombre y es COMPLICIDAD.
De los políticos…mejor hablar lo menos posible. Ahí está a la cabeza el gurú e iluminado de la izquierda  más rancia y casposa, Pablo Iglesias, ofreciendo en el Congreso de los Diputados su despacho para que “pudiera desfogarse una diputada del PP con un diputado de su partido Podemos”…, o dirigiéndose a Mariló Montero con un “la azotaría hasta que sangre” …, o Sánchez Mato, alto cargo de la Comunidad de Madrid refiriéndose a Cristina Cifuentes como “la chica rubia de la coleta”…, o Ramón Espinar llamando “guapi” a la Presidenta de la Comunidad de Madrid…o para no extenderme demasiado el secretario de Organización, Echenique, acosejando a una diputada que “le chupe la minga, Dominga, que tiene sustancia”. Cuando a estas personas se les llena la boca de slogans en favor de los derechos de la mujer yo huyo despavorido.
La última y muy reciente demostración de machismo de un relevante político viene de la mano del prófugo Puigdemont que ha presentado a bombo y platillo en la lista del PDCAT para las elecciones del 21/D a Ana Tarrés, entrenadora del equipo nacional de natación sincronizada, acusada de abusos psicológicos y malos tratos por 15 niñas pertenecientes (¡¡15 de 16!!) a la selección. Fue fulminantemente expulsada de la Federación… pero no por los políticos.
Y estos casos sangrantes no son patrimonio de España. 
En el proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, avalado y aplaudido por todos los países del mundo, se ha llegado a un acuerdo para “olvidar” los ¡¡¡MÁS DE 15.000 CASOS DE VIOLACIONES Y ABUSOS SEXUALES!!!. En representación de las FARC su líder carismático Rodrigo Londoño alias “Timochenko” y en representación del gobierno Juan Manuel Santos. Raúl Reyes, segundo Comandante de las FARC, organizaba y elegía la sistemática violación de niñas entre 9 y 15 años para regocijo de los combatientes. Hernán Giraldo Serna “El Patrón”, jefe del Bloque Resistencia Tayronsa, tenía permanentemente 50 niñas/chicas para su uso y disfrute. Y así UNA TRAS OTRA hasta llegar a ¡¡¡15.000 niñas violadas!!!

No dudaría, ni dudo, jamás de las buenas intenciones de las miles de mujeres que acuden a las concentraciones para reclamar más medidas contra esta lacra que supone la violencia de género y los abusos sexuales.
Pero detrás de estos grandes despliegues hay una manipulación intencionada de las energías de tantas y tantas mujeres que de manera apasionada y entregada acuden a estas convocatorias. De la misma manera vimos como acudían hace unas semanas miles de universitarios en Cataluña a la llamada de los políticos con la promesa de éstos “no daremos un paso atrás”; ahora estos chavales ven estupefactos como estos mismo políticos aceptan negociar con el Gobierno Central y dan todos los pasos atrás que sean necesarios renunciando a las promesas que llevaron a cientos de miles de chicos y chicas a ponerse en una situación de riesgo.
Otro tercer punto me desagrada: el postureo absurdo que aparece alrededor de actos tan vandálicos y reprobables como el de “la manada”. Macron quiere aprobar una ley que sancionará a los hombres con multas por los silbidos de admiración por la calle a las mujeres considerándolos acoso. El hecho de que solo aparezca en la ley como multado el hombre dejando a las mujeres libres incluso de piropear al propio Macron insulta a la inteligencia y hace una utilización de la ley que es tremendamente machista pues sitúa a la mujer de nuevo, no en un plano de igualdad con el hombre, sino que resalta de nuevo el proteccionismo que necesita la mujer como si éstas no supieran bien claro quién y cómo las piropea y/o silba un hombre y no tuvieran mecanismos más que suficientes para enfrentarse a “tamaña agresión”. Estas medidas tan superficiales que van dirigidas al electorado y que minusvaloran a la mujer me desagradan.
Sin dejar al susodicho Macron llama la atención que él mismo con 16 años comenzó una relación amorosa con su profesora 24 años mayor que él sin que hasta el momento nadie ni nada haya alzado la voz. Que nadie dude que este silencio es porque Macron es hombre. Porque si Francia considera que cualquier relación con un menor será considerada violación tendremos que entender que si es una mujer/chica con 16 años la que proclama su enamoramiento de un profesor 24 años mayor que él no debe de estar mal. Esta orientación de la Ley enfocada a proteger a las mujeres supone descriminaciones sexistas que perjudican en el fondo a la propia mujer. Insistir con leyes la idea de la mujer débil y que debe de ser defendida y protegida por el Estado las infantiliza y coloca en un plano inferior que desde luego no es justo para ellas mismas. Europa camina con pasos erráticos y confusos en esta materia dando palos de ciego al son que marcan las encuestas preelectorales. La última sinrazón es la candidata musulmana de ERC a las Elecciones Autonómicas Catalanas que acude a los mítines con la cabeza tapada… mientras Macron, que por cierto dedica 26.000 euros al trimestre en maquillaje facial, va a multar a los que miren demasiado a las mujeres en las calles de Francia.
Y para terminar, e intentando aportar una visión positiva y creativa de este problema y queriendo ver soluciones, no me cabe la menor duda que la única solución es la EDUCACIÓN. 2 de cada 5 ¡¡niñas/adolescentes!! en España no ven mal que sus parejas les controlen el móvil y no las dejen salir si no van acompañadas por ellos…el 40% es un dato sacado en una macro encuesta realizada en todo el territorio español, abarcando muy diferentes barrios y extractos sociales, universitarias, trabajadoras, etc etc  
La solución pasa por una educación enfocada a crear adultos libres, imposibles de manipular por los “iluminados”; hombres y mujeres que no actúen bajo la influencia perniciosa de ideologías, capaces de acudir a concentraciones a favor de los derechos de la mujer y contra el acoso sexual con pancartas en recuerdo de las religiosas que ocupan en el triste ranking de mujeres violadas el primer lugar con una diferencia tan llamativa de 6 a 1. Las religiosas son tan mujeres y merecen cuanto menos el mismo reconocimiento en su condición de mujer y deben de producir el mismo rechazo unánime y claro ante una violación como la chica tan brutalmente violada por la manada en Pamplona.
Una educación que forme ciudadanos que no se deje engañar, manipular por tanto y tanto presentador/a de cadenas de televisión de todo signo político y condición que últimamente aparecen con lazos por todas partes. Echo en falta que éstos exijan a las cadenas para las que trabajan unos salarios justos para sus compañeras, mujeres, y/o exijan de sus “jefes” más reconocimiento sincero a las profesionales; estoy por ver en la pantalla a presentadoras, cuyo trabajo es de cara al público, que  no tengan que responder siempre al patrón de “pivones”. Estos puestos de trabajo parecen negados a mujeres con algún kilo de más. No tardará en incorporarse a la carrera de Periodismo una asignatura que contemple “maquillaje”.
Una educación que inste a acudir a prestar ayuda como voluntario/a  en las innumerables asociaciones que existen en España. Sustituir el tan cacareado “NO ES NO” empleado en mensajes de todo tipo en las redes sociales por un “SÍ ES SÍ” acudiendo a esos centros en donde tan necesitado se está de mujeres y hombres que acudan a ayudar a niños y niñas, mujeres de toda edad y condición víctimas de esta lacra que es la violencia de género y el acoso sexual.
Una educación que combata el maltrato a la mujer empezando por atacar la codicia de mando, la divinización de la sensualidad y la búsqueda egoísta del goce inmediato totalmente al margen del compromiso al deber que como hombres tenemos con las mujeres. Es llamativo que una sociedad que aplaude la exposición pornográfica pretenda a su vez que los hombres vean en las mujeres seres dignos de respeto. Una época que glorifica el utilitarismo no puede castigar la violencia que brota de ese utilitarismo que al tiempo glorifica. Eduquemos a la próxima generación en una admiración al ser humano por sus bonanzas intelectuales y no por sus medidas.
Es evidente que nada ni nadie puede justificar una violación como la de Pamplona. El foco no debe de quedarse en estos 5 salvajes; debemos de fijar la atención en mirar a la cantidad de amigos y ¡¡AMIGAS!! que en los años previos a esta violación de Pamplona leían en whastApp  como éstos contaban sus conquistas. Y ese silencio cómplice y perverso me produce un rechazo casi igual que el que me producen los agresores. Detrás de esta lacra hay un “consentimiento cómplice”.
Una complicidad que empieza en comentarios soeces cuando se es un niño, programas de televisión en donde se denigra a la mujer de manera permanente, padres y madres que no dejan de ver programas de televisión en donde concursantes son acusados de violación, empresas que no son capaces de igualar los sueldos entre mujeres y hombres, familias que ríen las gracias de sus hijas que están 48 horas para acudir a ver a Nick Carter; que continúa con colegios en donde el personal de cocina femenino son tías y el cocinero tiene nombre, Pedro; y continúa con ese 40% de mujeres que aceptan ese control por parte de sus parejas y tantos y tantos casos de “violación” encubierta que la sociedad aprueba, permite o simplemente mira para otro lado; que termina con niñas incorporadas al mundo de los adultos sin una defensa SERIA, COMPROMETIDA Y FIRME de los derechos de las mujeres.
Confiemos que este despliegue mediático no quede aquí y caminemos a un mundo en donde la igualdad sea algo más que decir niños y niñas, profesores y profesoras, conductores y conductoras…; esperemos no sea una anécdota  las manifestaciones multitudinarias en la calle de estos días y que sea un comienzo que impulse medidas reales en apoyo de las mujeres.
Confiemos que los educadores pongan el foco en nuestros niños y niñas.

Si no es así, al final, todos estamos consintiendo.