Soberbia: rabia o enfado que muestra una persona de manera
exagerada ante una contrariedad.
Sentimiento de superioridad
Estas son las dos definiciones más utilizadas para definir la
soberbia.
Las conductas ejemplares son exigibles a cualquier persona;
en el ámbito privado, público, en el entorno laboral, familiar y en general en
cualquier momento y lugar por donde transcurre la vida de cada uno/a.
En el caso de personas famosas las tentaciones que éstos
tienen para demostrar soberbia se agudiza y suele aumentar al sentirse reconocidos
por una actividad o profesión que dominan. Ocurre en la medicina, en la
literatura…en todo y en TODOS Y AS.
Cuando esta fama se produce en el mundo de los deportistas
las demostraciones de soberbia aumentan y se hacen más latentes y presentes
provocando un efecto pernicioso y negativo en los admiradores. En la parte que
se refiere a los deportistas el mal es mayor pues son ídolos por sus gestas
deportivas y por sus millonarios ingresos lo que les coloca como ejemplo a
seguir por millones de personas entre los que hay un gran número de niños y
niñas que analizan cada gesto y cada palabra como algo a imitar y como
referencia de modo de vida y estilo.
8 de septiembre de 2018: final del US OPEN de tenis femenino.
En la pista la indiscutible número uno mundial, Serena Williams, de E.E.U.U., 36
años; y enfrente la japonesa Naomi Osaka, 20 años y 44 del Mundo.
El partido promete ser un paseo para la americana;
experiencia, palmarés y público a favor.
Es el acontecimiento mundial del tenis. Imposible calcular
los millones de espectadores pendientes del partido.
Pero el partido se complica para Serena. Como
jugadora empieza a tener problemas ante la pequeña japonesa que se muestra
bastante más rival de lo esperado. Serena deja entrever algunas imprecisiones en su tenis y de manera paralela se empieza a dejar ver la bajeza personal que
lleva consigo y pone sobre la cancha una soberbia tan grande como su palmarés
indica: esto es: LA NÚMERO 1.
El árbitro, Carlos Ramos, le quita un punto por atender a
indicaciones de su entrenador, algo que recoge el Reglamento de penalizaciones
de la Federación Internacional de Tenis y que es prácticamente un castigo
simbólico (para los no muy entendidos en tenis, en el partido jugado el día anterior
entre Nadal y el austriaco Thim se jugaron 398 puntos).
Serena se va a por el juez de campo y amenazandole con el
dedo, comienza a insultarle con improperios tales como “mentiroso, ladrón”.
Aplicación del reglamento: un punto menos.
Serena se marcha y rompe la raqueta contra el suelo; el
público (en esto los estado unidenses son especialmente excitables) la aplaude
y comienza una sonora bronca contra el juez. Aplicación del reglamento: un
punto menos.
Serena se va de nuevo al juez: “nunca volverás a ser juez” al
más puro estilo Trump. Aplicación del reglamento: un punto menos.
Entonces viene la parte tan socorrida y victimista de Serena
que se dirige al juez con nuevos argumentos: “esto me lo haces porque soy negra
y mujer”. Y el rostro del juez se transforma en pavor porque sabe que Serena está sumando a su ira la astucia de hacerse la víctima y deja de aplicar el reglamento tratando el problema de
manera injusta puesto que lo lógico y normal es seguir aplicándole las normas
que dicho sea de paso (y yo me he leído el reglamento) el árbitro estaba usando
de la manera más condescendiente que se puede hacer con el
infractor.
Pero ¡cuidado!: “soy negra y mujer!… como si su rival fuera una
alienígena. El partido se convierte en un infierno para la “alienígena” que
cada vez que da a la bola escucha un griterío ensordecedor contra ella..
Serena continúa en su particular lucha/estrategia con gritos e improperios al juez que, callado, se limita a ir contabilizando
los puntos y los juegos que llevan finalmente al triunfo de Naomi Osaka quién
por cierto no para de llorar en el momento de la entrega del trofeo abochornada
de haber participado del espectáculo lamentable que ha protagonizado la número
1 del Mundo: Serena Williams.
Hace unos años, ya también en el OPEN de E.E.U.U., Serena protagonizó otra demostración de mala educación y soberbia al amenazar de muerte a un juez de línea; en aquella ocasión no pudo acogerse a la "persecución sufrida por ser mujer y negra". La amenazada de muerte era una chica de 20 años...y negra.
Hace unos años, ya también en el OPEN de E.E.U.U., Serena protagonizó otra demostración de mala educación y soberbia al amenazar de muerte a un juez de línea; en aquella ocasión no pudo acogerse a la "persecución sufrida por ser mujer y negra". La amenazada de muerte era una chica de 20 años...y negra.
Y forzosamente se me viene a la memoria la “triste vida” de
Serena que estudió en Coke Placid en uno de los más exclusivo colegios de
E.E.U.U.: la Drtwood Academy.
Se le calcula una fortuna de 160 millones de dólares, tiene
un contrato con PUMA que le reporta 13 millones y cobra cifras astronómicas por
cada aparición en televisión. Sólo desde agosto del 2013 se le calculan unos
ingresos de más de 70 millones de dólares. Posee 10 lujosas casas valoradas la
más barata en 2 millones de dólares y 10 automóviles de alta gama con precios
que rondan los 120.000 dólares cada uno. Se trata de la quinta tenista mejor
pagada del mundo en un deporte que es ejemplo de equiparación salarial entre
sexos como lo demuestra que ese quinto puesto es incluyendo hombres y mujeres (por
cierto derechos que consiguieron mujeres de los años 60). Es indudable que se
trata de la mejor jugadora de la historia. Es lógico y justo que sus ingresos
sean los que tengan que ser. No es un argumento que expongo como un defecto; lo
escribo porque esos ingresos los tiene por ser la mejor tenista del mundo y
entiendo, deseo y espero que en las negociaciones con los sponsors o/y
organizadores de sus partidos no haya argumentado que eso lo cobra por “ser
negra y mujer”.
Al otro lado de la pista una japonesa, por cierto mujer…TAN
MUJER como Serena, sometida al mismo reglamento que su rival y abucheada
constantemente por un público histérico y excitado por la soberbia Serena que
impotente en la pista ha echado mano de un victimismo ruin y torticero. Mal
ejemplo para las millones de mujeres que sí son discriminadas por su condición
de mujer y color; pero no precisamente ella a la que recomendaría se diera una
vuelta en uno de sus coches de 120.000 dólares por cualquier barrio de las ciudades de África para ver qué se respira por allí en el trato a las mujeres.
9 de septiembre de 2018: Carolina Marín, campeona Mundial de bádminton por tres veces y considerada la mejor jugadora del Mundo de la historia,
y ante las ofertas de sponsorización que está recibiendo de Asia, Continente en
donde el bádminton tiene un seguimiento importantísimo: “claro que tendría más
facilidades en Asia, pero no necesito más dinero del que tengo. Yo no me siento
la mejor jugadora de la historia. Hay muchas jugadoras de bádminton mejores que
yo. Es verdad que llevo muchísimas cosas conseguidas, pero creo que me quedan
más por ganar”.
No hace mucho Carolina participó en una campaña contra el
bullying escolar reclamando más atención a los centros escolares. Esas cosas
suelen ocurrir, por desgracia, en colegios con muchísimos alumnos y alumnas y no
suele ser muy frecuente en colegios como la Dritwood Academy, exclusivos y
excluyentes para todos y todas aquellas que no dispongan de familias con
grandes ingresos.
¿Serena o Carolina?
Quédese, amigo lector/a con la que le parezca. Pero si está
con una niña al lado y ésta necesita ayuda para elegir, no lo dude: ¡¡Carolina
Marín!! MUJER Y DE HUELVA