No corren
buenos tiempos para las buenas personas.
9 de mayo de 1.977; un tal Carlos Sastre entra en la casa del
empresario Bultó que se encontraba en ese momento comiendo con su familia y, a
punta de pistola, le adosa una bomba en el pecho bajo la amenaza de hacerla
explotar si no paga unos 500.000.000 de pesetas en 24 horas. Sastre coloca a la
familia de Bultó en un salón en donde el padre de familia está sentado en una
silla para que ningún familiar pierda detalle. La negociación se hace difícil
puesto que reunir tan elevada suma en 24 horas se antoja muy complicado. Finalmente
Carlos Sastre permite salir a la calle al empresario… naturalmente con la bomba
adosada a su cuerpo. Una vez en la calle el asesino acciona la bomba quedando
el cuerpo de aquel señor de 77 años destrozado en mil pedazos.
Carlos Sastre pasó 11 años en la cárcel (una tercera parte de
su condena). En su ciudad natal, donde por cierto aún viven familiares de
Bultó, homenajean al asesino con una calle. Hijas del empresario recurren esta
decisión pero el dirigente de ERC (Ezquerra Republicana de Cataluña) Oriol
Junqueras, el mismo que hoy está sentado en el banquillo de los acusados como
presunto golpista, ha blindado perfectamente los permisos para que el personaje
tenga finalmente la calle.
Hoy se pueden ver carteles de un candidato a las elecciones
al Parlamento de Cataluña de ERC: se llama Carlos Sastre.
Y las personas le votan. No corren buenos tiempos para las
buenas personas.
Noticias de abril 2109. Se acerca el verano y en Francia se
preparan para unos números preocupantes descubiertos en el 2018: 237 ancianos
fueron abandonados en el mes de julio en distintos puntos de la ciudad:
hospitales, gasolineras, parques…; mayores, ancianos. Padres que estorban a los
hijos, abuelos que incordian a los nietos.
“No entiendo lo que pasa. Tengo mi casa y no entiendo la
razón por la que no me recogen mis hijos”. Estas son las palabras de un anciano
abandonado por sus familiares en un hospital de Tenerife. Es uno de los muchos
ancianos que “sobran” en sus familias.
El modus operandi es muy parecido a éste: un día aparecen por
el hospital con el anciano con alguna patología. Durante el proceso de
curación, el personal se da cuenta de que los familiares no vienen a visitarlo,
o que lo hacen muy poco. La confirmación de las sospechas de que ha sido
abandonado se produce cuando días o semanas después le dan el alta médica y
administrativa y nadie viene a recogerlo. La mayoría de las veces, además, las
familias que les han abandonado, al haber obtenido previamente la declaración
de incapacidad de los ancianos, se quedan disfrutando de su pensión y sus
propiedades.
El 10% de las camas de nuestros hospitales están ocupados por
estos “abandonados”.
Y cientos de miles de adolescentes acuden como “voluntarios”
anualmente a África, previo pago de 2.000 €/2.500 € del bolsillo de papá y mamá
cuando en las ciudades donde residen tienen a una parada de metro/bus a miles de ancianos abandonados. No corren
buenos tiempos para las buenas personas.
En el año 2.018, según el Ministerio de Sanidad, se han
producido 94.123 abortos (250 diarios); de ellos 22.427 entre la semana 9 y 14.
La mayoría de las mujeres tenían estudios universitarios… una de cada diez eran
menores de 20 años.
Comentario a este tercer párrafo del escrito de hoy no merece
ni la pena. Es la señal que dejaremos a las siguientes generaciones de que ésta
fue una época de asentamiento de males inexplicables. No corren buenos tiempos
cuando una mujer proclama en el derecho a la libertad de pensamiento que le
avala y le asiste como ser humano “el
aborto no es un derecho, sino el fracaso de cualquier sociedad del siglo XXI;
es el primero de los derechos: el derecho a la vida” y es considerada enemiga
de una sociedad que se auto proclama “moderna”.
Asesinos votados, ancianos abandonados y 94.123 no nacidos.
Políticos hablando de cifras y números destinados a mejorar
la educación abandonando la auténtica esencia que da sentido a una buena
EDUCACIÓN que consiste en la capacidad de elegir entre las tres posibilidades
que nuestra existencia nos permite: ser pasivo y no hacer nada, ser malvado o
convertirse en héroe.
Mientras Europa camina en el siglo XXI gobernado por humanos
malvados hay que reconocer su mérito al diablo.
Leonardo Da Vinci
"estudio embrión humano" 1.510