¿y el Ministerio de la Infancia?



El miércoles, 15 de enero, nos hemos despertado con una noticia sobrecogedora: 15 chicas y un chico eran prostituidas en el barrio de Son Gotleu de Palma de Mallorca.  Las edades: desde los 13 a los 15 años; niñas reclutadas en un centro de tutelados regido por el Cosell de Mallorca… niñas al cuidado del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (Imas). Las niñas y el niño acudían a un bar, de nombre Ático, en donde una señora de raza negra, llamada Cati, era la conseguidora que proporcionaba esta “mercancía” a hombres adultos que deseaban satisfacer sus placeres; y el pago a las niñas: droga. La droga: ¡qué nunca falte!

Los relatos de las niñas producen escalofríos y horror. Los datos que revelan las investigaciones policiales indican que era un problema “conocido” desde hace bastantes años. Subvenciones que salen de las Comunidades Autónomas con el objetivo de servir de ayuda a este tipo de Asociaciones y que, debiendo velar por el bienestar de estos niños, acaban en bolsillos de desaprensivos y desalmados. Gobiernos Autonómicos mirando para otro lado sin realizar el más mínimo seguimiento…en fin: un cúmulo de perversas actuaciones que saltan a la luz porque una de las niñas, de 13 años, “experta y veterana”, se asusta ante la paliza que recibe de varios de los 5 adultos que tras  agredirla sexualmente, no accede a las felaciones que le exige el grupo.

Acude al hospital de Son Llátzer en donde los médicos no dan crédito a las lesiones que presenta la niña, niña que junto a sus 14 compañeras y el niño, regresaban en estas condiciones una vez sí y otra también al Centro para niñas y niños tutelado cuyos “responsables” IRRESPONSABLES nunca notaron nada… o  posiblemente ni estaban en el Centro.

Los asaltantes, menores y/o adultos, presentan en su defensa grabaciones de video en donde las niñas, al parecer, accedían a mantener relaciones con ellos; entendamos bien el tema: ¡¡¡¿¿¿ niñas de 13 años accediendo a tener relaciones sexuales grupales con hombres!!!??? Incluso la niña en cuestión relata con todo detalle – día, hora y lugar – como un transexual mantuvo relaciones sexuales con dos menores en el cuarto del baño de un bar en la plaza de las Columnas a cambio de 20 €.

Sorprende, asusta y quita el sueño que una historia de este tipo acontezca en esta España del siglo XXI. E indigna, enfurece y encoleriza la reacción tan sosegada, calmosa e imperturbable de políticos y ciudadanía en general.

Y es que la infancia es el asunto más olvidado, despreciado, humillado y zaherido por unos y otros. De una sociedad tan ideologizada como ésta se podía esperar cualquier cosa…; pero esta falta de concienciación en apoyo de nuestra infancia sobrecoge. Produce  efectos tan negativos que nos demuestran la triste realidad de que nuestros niños y niñas son lo menos protegido por todos los estamentos del Estado y de la sociedad.

Tienta caer en la fácil argumentación/estrategia de politizar el problema y aprovechar de manera torticera y partidista atribuyéndole este descontrol a la izquierda que tiene la Gobernabilidad en esa Comunidad. Dejemos ese discurso simple, cómodo y sencillo a los políticos que un día sí y otro también buscan votos en barros tan repulsivos como esta historia.

La realidad es que los problemas derivados de la infancia no están entre las 30 principales preocupaciones del país según datos sacados de varios estudios realizados por distintos Centros de Investigación. En todos ellos cambian las posiciones de los desasosiegos que tenemos; pero en un detalle coinciden todos los estudios: en ninguno están los niños.

Y llama la atención que de los muchos que aparecen en los primeros lugares siempre hay un personaje que está en el centro de los daños colaterales de todos ellos = el niño.

Como ejemplo: la violencia de género, intrafamiliar que tiene un seguimiento judicial y mediático centrado en las circunstancias de las parejas dedicando un triste párrafo final a los niños, la inmensa mayoría de las veces presentes como testigos directos y/o indirectos de esos desastres.

Otro ejemplo de esta maligna incongruencia es la presión mediática siempre muy escandalizada con la defensa de los animales; y si cierto es que cualquier iniciativa encaminada a la defensa de los animales es bien acogida, sorprende el grado de deterioro en el que nos encontramos cuando se organizan sentadas frente ayuntamientos y manifestaciones convocadas por varios colectivos para impedir que se lancen petardos la noche del 24 de diciembre para no molestar a los perros y gatos en los hogares al tiempo que se omite que también producen desasosiegos, malestar y ansiedad a los niños o mayores.

El bullying con unos protocolos que se han demostrado del todo inútiles, el mal uso de las redes sociales, la venta de alcohol a menores (en E.E.U.U. un bar al que se le descubre venta de alcohol a menores de 21 años está acabado), la incorrecta utilización de pequeños en las redes sociales, los casos de separación y/o divorcios de parejas, malos tratos en el hogar entre parejas, problemas de alcoholismo en alguno de los que viven en el domicilio y un largo, muy largo etc en donde siempre el más perjudicado es el menor…el niño. 

Tanto caminamos en estos gestos en la lucha por la apariencia sustituyendo la realidad de los hechos, la izquierda en estos temas es asombrosamente eficaz, que a nadie extrañe tengamos en poco tiempo un Ministerio de los Animales. Aclaro: no regido por animales como ya intuyo tenemos alguno, sino con el objeto de la defensa de los animales.

Ministerios para todo, para satisfacer egos, compensar a personas, cientos de miles de puestos intermedios con un gasto obsceno para cubrir todas las necesidades en los cualquier ámbito de la sociedad.

Pensar que el Ministerio de Educación, por cierto denostado, desdeñado y desacreditado hasta límites vergonzosos, cubre las necesidades de la infancia es tomarnos por tontos. Educar es desarrollar las facultades de los niños; la infancia necesita de algo mucho más elevado: que velen por las condiciones de vida de sus componentes: los niños.

Apartado en el rincón más triste del olvido la necesidad urgente de crear un MINISTERIO DE LA INFANCIA. Ministerio muy alejado de las ideologías que atienda los auténticos problemas de la infancia, ahuyentando con dureza y firmeza a estos personajes de la política ávidos de votos. Retirando y apartando a los políticos, a modo y semejanza de la ONT (Organización Nacional de Trasplantes) cuya dirección NO ES UN PUESTO POLÍTICO, podremos conseguir una sociedad que posicione en el centro de nuestro interés la situación de desamparo de los niños.

Espero que algún día, sin necesidad de convocatoria alguna, asistamos a una manifestación multitudinaria frente a todos los ayuntamientos de España para pedir explicaciones cómo es posible que ocurran hechos como el acontecido en el barrio de San Gotleu en Palma de Mallorca y estas 15 niñas y el solitario niño no reciban el apoyo máximo por parte de todos.

Luchemos por ese Ministerio de la Infancia.