los muros de las palabras

 


Martín y Borja de Riquer  tienen un libro maravilloso compuesto por dos tomos de 1500 páginas cada uno titulado “Reportajes de la Historia”. Son relatos de testigos directos sobre hechos ocurridos a lo largo de 26 siglos. Hace pocos días leí un capítulo dedicado a la conquista y destrucción de parte de Jerusalén que llevó a cabo Tito, hijo del emperador Vespasiano, en el primer siglo después de Cristo. Este tipo de asedio a grandes fortificaciones defensivas se han repitido múltiples veces a lo largo de la Historia: grandes muros de piedra que dividen y/o separan a seres humanos; muros que siempre acaban por desaparecer, una veces por los efectos bélicos, otros por pactos y rendiciones y otras muchas veces por agotamiento de acosadores y/o acosados.

El recién estrenado siglo XXI presenta una nueva modalidad de “muro”.
La naturaleza humana, en su parcela destructiva va acoplando los inventos de los humanos para dividir, separar y enfrentar a los “propios inventores”. Existe una guía malvada y destructiva que consigue que a cada avance de la ciencia, la humanidad tenga, y deba, que pagar un precio. Así, por ejemplo, Joseph Goebbels, ministro de comunicación de Hitler en el tercer Reich, utilizó la radio, invento de aquella época, para organizar una vía de comunicación única y estatal para radicalizar a la población y guiarla hacia un pensamiento único y "verdadero": el nazismo.
Y esta utilización de las nuevas tecnologías de comunicación -twitter, facebook, instagram- da sustento a estos nuevos muros que separan a las personas, mayoritariamente jóvenes, actuando como método final a una estrategia diseñada para dividir y enfrentar a las personas. Asusta pensar lo que Goebbels haría en este siglo XXI.
En primer lugar se trata de crear una tendencia a admirar y “seguir” a personas que no merecen ningún respeto por su inteligencia o capacidad poniendo en entredicho a cualquier persona que presenta como aval su talento. De forma que, como Pérez Reverte indicaba en un genial artículo de hace unas fechas, “centenares de imbéciles asienten con estólida gravedad de los tontos solemnes a cualquier analfabeto apesebrado en una formación política que escribe algo en twitter”.

Y es que el talento molesta. 

Y esta es la primera piedra de esta malévola estrategia: crear un clima de admiración a mediocres. Con el apoyo mediático que dan las televisiones, colegios y hasta en muchos casos las propias familias, los adolescentes interesados por la lectura, el recogimiento  y el distanciamiento voluntario de actividades de ocio de masas es considerado “extraño” y fuera del rebaño; rebaño orientado a crear adultos torpes.
Y volviendo a Arturo Pérez Reverte “ya nadie busca que nadie quede atrás, sino que todos queden atrás”.
La segunda piedra, sustentada sobre la “bien trabajada” primera piedra es un total atontamiento de las personas, controlados por los “educadores políticos” ya colocados como esclavos de este sistema y que como zombies caminan bajo slogans de marketing y frases preparadas para ser consumidos con total sumisión. La felicidad light, con una carga de mensajes enfocados hacia la total perfección de los cuerpos (España figura en primer lugar de Europa, segundo del mundo tras E.E.U.U. en operaciones de glúteos y operaciones de pecho en niñas adolescentes) con chicas, y cada vez más chicos, inmersas en un narcisismo enfermizo que buscan la aprobación y aceptación de los demás con una preocupación de su figura y aspecto físico apartándose cada vez más de los valores intelectuales, es colocada en el centro de las vidas de esta gente joven.
La tercera piedra es la instalación del sentimiento más destructivo que poseen los humanos, el odio, colocado  como motor de los pensamientos y vidas de los jóvenes.
Negar que estos tres pilares, estas tres piedras, están asentadas y perfectamente asumidas por nuestra gente joven es de una ingenuidad insultante.

Este es el muro de nuestra actual sociedad, que al igual que a lo largo de la historia de la humanidad  se fue presentando como enormes muros de piedras. Ahora son “ideologías” edificadas sobre tres pilares: seguimiento y aceptación de líderes mediocres dominantes, colocación en el centro de la vida de las personas y exaltación enfermiza del cuerpo en detrimento de los valores intelectuales y la instalación del odio, una emoción muy negativa y poderosa incontrolable y con una alta capacidad de contagio, totalmente irracional que hace a las personas dañinas y carentes de escrúpulos al servicio de la “moral” de los líderes.

Iglesia de San Sebastián de Venecia, 10 de agosto 2018. Callejeando por ese hermoso laberinto que es Venecia aparecí en una pequeña plaza; y en la glorieta, en una esquina, está la iglesia de estilo renacentista de San Sebastián. En la parte exterior del muro una chica joven, de unos 25 años, toca guitarra clásica. Los miles y miles de visitantes de  Venecia hacen de esta ciudad italiana un constante bullicio; pero nuestra guitarrista consigue acallar la plaza. Su pelo castaño está adornado de unas interminables  rastras y la parte visible de su cuerpo presenta innumerables tatuajes con muy diferentes temáticas y colores. Apoyada en el muro exterior de la Iglesia de San Sebastián consigue levantar una expectación silenciosa por parte de los turistas que allí nos concentramos.
Entro en la iglesia. Solo una persona en el interior: se trata de una chica de unos 25 años que permanece sentada en uno de los laterales. En el sitio junto a ella figura un sombrero, posiblemente suyo, con el que seguro tapará su cabeza en cuanto salga al exterior en sus paseos por Venecia y la protegerá del tremendo calor de este 10 de agosto;  pero, una vez en el interior ha tenido a bien, por respeto a un lugar sagrado, colocar en un banco contiguo. El silencio del templo invita al recogimiento. Dentro de la iglesia se escucha la guitarra.
El aspecto de ambas es muy diferente y, pienso, posiblemente, responden a dos maneras de vivir sus existencias. El muro que las divide es de piedra. Y pienso en cuántas cosas tienen en común estas dos personas. Y confío no haya calado en ambas el mensaje de odio sembrado por los mediocres. Confío que las protagonistas de ese 10 de agosto puedan todavía sentarse a dialogar entre rastras y sombreros.  
Confío en que formen parte de este grupo de chicos y chicas que resisten y se mantienen libres. Citando de nuevo a Pérez Reverte deseo y confío “se mantengan erguidos en tiempos de sumisión y cabeza baja. Confío necesiten referentes a los que admirar, nutrirse de libros, cine, ciencia, historia, literatura y cuanto sirva para obtener vitaminas con las que sobrevivir en el paisaje hostil que se avecina”
Los nuevos muros necesitarán de nuevas armas para destruir a los mediocres cobardes que intentan con slogans infantiles separar y enfrentar. Ya no será suficiente un asedio con construcciones bélicas con lo que Tito asedió Jerusalén en el año 70 después JC.; ahora habrá que sembrar cultura y amor por el pensamiento propio que dará la libertad necesaria para elegir dialogar desde mis rastras con quién se recoge en la Iglesia a través de la oración;  y me dará la libertad para decidir compartir una esperanza de un mundo mejor desde mi creencia en el apoyo indispensables de mi fe con quién a través de su guitarra apoya sus brazos tatuados en el muro exterior.