Un buen amigo, en vísperas del principio del verano dos años atrás, me recomendó un libro agregando al consejo una tesis que a él le había funcionado: “es un libro para dedicarle un verano; por su contenido y por su dimensión… 1.200 páginas”.
Y con aquel desmedido libro afronté un estío en Galicia.
Novela ambientada en los dos años inmediatamente anteriores al estallido de la Guerra Civil, comienza con la llegada de Carlos Deza a Pueblanueva del Conde, localidad situada en la costa gallega, después de una breve estancia en Viena en donde ejerció de psiquiatra.
De esta primera parte, el señor llega, y a través de una segunda y tercera parte, donde da la vuelta el aire y la Pascua triste, conocí a personajes tan asombrosamente descritos como doña Mariana. Juan Aldán, Germaine y al cacique del pueblo, Cayetano Salgado, cuya rivalidad con Carlos centra la trama de este libro.
Aquel libro ocupa un lugar privilegiado en mi biblioteca. No solo por su volumen, sino más bien por haberme acompañado como un sensacional compañero de atardeceres en Galicia.
Hablo de Los gozos y las sombras de Gonzalo Torrente Ballester al que solo le recuerdo un inconveniente: sus 1.200 páginas me resultaron muy cortas.
